Septiembre: volver a la rutina, volver a ti

9/5/20252 min read

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El mes de septiembre llega cargado de símbolos. Para much@s significa el final del verano, para otr@s es casi como un segundo enero: una nueva oportunidad para empezar de cero. Sin embargo, lo que no siempre se dice es que septiembre también puede traer consigo agobio, tristeza o resistencia.

El peso de la vuelta

Después de semanas en las que hemos bajado el ritmo, disfrutado de espacios de ocio o, simplemente, pospuesto preocupaciones, la vuelta a la rutina puede sentirse cuesta arriba. No es solo madrugar o recuperar los horarios; a menudo, lo que más pesa son las decisiones que hemos evitado, las metas que quedaron en pausa o esas conversaciones difíciles que preferimos aplazar.

La rutina se convierte en un espejo que nos devuelve aquello que dejamos pendiente. Y no siempre es fácil mirarlo de frente.

Adaptarse es un proceso

Volver a la rutina no es cuestión de fuerza de voluntad ni de “ponerse las pilas” de un día para otro. Es, sobre todo, un proceso de adaptación. Nuestro cuerpo y nuestra mente necesitan tiempo para reajustarse, y ese tiempo merece respeto.

Sentir cansancio, desmotivación o incluso cierta nostalgia no significa debilidad. Significa que estamos transitando un cambio, y todo cambio genera movimiento interno.

Tres preguntas para acompañarte este septiembre

Más que llenarnos de objetivos imposibles, septiembre puede ser una oportunidad para la reflexión. Te invito a detenerte un momento y preguntarte:

🌱 ¿Qué parte de mí no quiere volver a la rutina?


🌱 ¿Qué decisiones he evitado y necesitan ahora ser miradas, aunque sea poco a poco?


🌱 ¿Qué hábitos o momentos del verano puedo incorporar en mi día a día para sentir más equilibrio?

A veces, no se trata de grandes cambios, sino de pequeños gestos que nos reconectan con el bienestar y nos permiten sostener la vuelta con más calma.

Volver a la rutina es volver a ti

Este mes no tiene por qué vivirse desde la exigencia ni desde la autoexplotación. Septiembre también puede ser un recordatorio de que la rutina es un espacio donde caben tus necesidades, tu autocuidado y tus decisiones.

Porque la rutina no es el enemigo: puede ser el escenario donde poco a poco vuelvas a ti.